sábado, 17 de octubre de 2009

EDITORIAL

Acaba de ser aprobado en el Concejo de Cúcuta un proyecto de acuerdo que autoriza a la Administración Municipal para que comprometa vigencias futuras relacionado con la construcción de dos megacolegios en el barrio Torcoroma y Belén. La inversión de estas dos obras asciende a mas de $ 16 mil millones asumidos en su totalidad por el Gobierno Nacional y su construcción finalizaría para el año 2012.
La historia de la inversión en educación es reconfortante, se ve un Presidente interesado por la formación de nuestros jóvenes y le apuesta a ello. Esta historia infortunadamente tiene su lado oscuro al colocarse como una obligación del Ministerio de Educación Nacional, que una vez construido los dos megacolegios, su manejo y administración deben ser entregados a unos operadores privados y que los mismos deben firmar como mínimo una concesión no inferior a 12 años.
A estas alturas comienza a enredarse el papagayo ¿Cómo el Gobierno Nacional gasta $ 16 mil millones de pesos para entregarle el negocio a una empresa privada? ¿Cuál es la razón por la que el presidente Uribe no entrega a la Secretaria de Educación de Cúcuta el manejo directo de estos dos megacolegios? ¿Quiénes son los ganadores reales de este negocio? ¿Quiénes son los perdedores de este proceso?
Se habla de que la capacidad de cada colegio supera los 3 mil estudiantes, entonces proyectemos un promedio de 6 mil alumnos que serán captados por estos dos megacolegios, que para los efectos será manejado por la empresa privada. Se señala que el Gobierno Nacional pagará $ 1'700,000 por alumno de preescolar y $ 1 millón por los demás educandos. Si hacemos la operación matemática, encontramos que cada año estos empresarios del sector privado se embolsillaran entre 5 y 6 mil millones de pesos.
Analicemos lo que atormenta al magisterio oficial, resulta que año tras año el promedio de alumnos matriculados en Cúcuta no supera los 110 mil, consideran los docentes y con razón que aparte de ser una infamia que el Gobierno Nacional utilice los recursos del Estado para montarle negocio a los particulares, los megacolegios le quitaran entre 5 y 6 mil estudiantes al sector oficial.
Ya veo al doctor Pablo Emilio García, flamante educador oficial y que por cosas del destino se convirtió en fiel promotor de "no hay nada que mas aprieta que la cuña del mismo palo", enviando oficios a los rectores pidiendo la relación de los docentes con base a sus horas semanales y el número de alumnos atendidos. Ya lo dijo un conocido profesor y abogado, que al magisterio no lo sacaban el 31 de julio de 2010, si no lo sacaban los alumnos con su mediocridad y desgreño y actitud educativa o los funcionarios a punta de memorandos.
Todo esto tiene su lógica: si usted lo analiza desde la perspectiva de un Gobierno Nacional que tiene dos misiones fundamentales: acabar con la Farc y diesmar al magisterio. Mientras esto sucede, resulta extraordinariamente preocupante que muchos docentes colombianos vivan y mueras por la reelección de Álvaro Uribe Vélez.

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