domingo, 28 de febrero de 2010

EN BOGOTÁ: LA VIOLARON Y LE INYECTARON MATERIA FECAL
Sé dónde pasó todo, lo de la violación y las heridas, porque recordé haber entrado por la Pasoancho, por el parque donde venden los perritos, entre Multicentro y Unicentro. Es que yo viví antes ahí y tal vez por eso lo reconocí, porque iba mucho. Todo empezó el 5 de octubre del año pasado hacia las 10:30 de la mañana. Salí para la universidad igual que lo hacía desde dos meses antes.
En la Avenida 3N con 38 cogí el Coomoepal que me lleva a la Javeriana. Como el bus estaba lleno me tocó correrme hasta la mitad y más o menos por la Clínica del Seguro quedó un puesto, al pie del pasillo, al lado izquierdo del bus. Y me senté. El tipo que estaba en el asiento de enseguida me dijo: 'Tú eres muy angelical'. Entonces le respondí el halago: Muchas gracias. Luego me dijo que estudiaba economía en la Javeriana, lo que resultó no ser cierto.
Cuando íbamos más o menos como en la 66 (carrera) dijo: 'Hasta aquí llegamos'. Intrigada me pregunté: cómo así, y lo voltee a mirar. Entonces sopló hacia mí un polvo de su mano. De cómo me bajé del bus no tengo ni la más remota idea. Sólo recuerdo que pasé por senderos, caminé y caminé hasta que por fin me mostró unas tijeras y me sentó. Luego supe que me cortó el pelo, estaba tan perdida que no me enteré de que me amarró.
Sólo que me decía: 'quieta'. Me hizo levantar nuevamente y pasar por un puente peatonal que tiene unos huecos. Lo poco que recuerdo es que yo no quería. Sentía como la sensación de que me iba a caer. Después me metió por un guadual. Le desesperaba el timbre de mi celular y por eso lo tiró lejos. Tampoco sabía que me había amarrado.
Se comprobó porque encontraron las tiras de unas vendas amarradas al árbol donde también estaba parte de mis pertenencias. Ese día llevaba mi agua, mi cuaderno, mi billetera con $20.000 que me había dado mi mamá. Aparecieron $10.000, un zapato que me faltaba que rescató la misma señora que me encontró. Las pulseras, aretes, cadenas, pero arrancadas, aparecieron. También la maleta, ah, y parte de mi cabello. Y tenía un calzón que no era mío. Parece que yo estuve bastante inquieta, creo que cuando estaba amarrada, porque recuerdo que me decía: 'Voy a ir por unas pastillas para que te quedés quieta y vas a ver de lo que te vas a perder'.
Se fue y cuando regresó me pareció que transcurrió mucho tiempo. Como que ya estaba volviendo en mí porque recuerdo que no me dejaba hacer lo que él quería. Fue cuando me empezó a dar pastilla por pastilla, fueron diez, eso lo tengo muy presente. Me abría la boca y no me daba líquido, me obligaba. Hasta ese momento no sé si ya me había chuzado. Sé que me encontraron como a las 4:30 p.m. del mismo día, con la jeringa enterrada en el brazo izquierdo, pero no recuerdo en qué momento me la clavó. Cuando desperté recuerdo que trataba de salir, veía todo muy oscuro, por los árboles que tapaban la luz. Pude salir del río y llegué al pavimento. Estaba totalmente emparamada. Creo que me volví a desvanecer.
En sus propias palabras'El tipo se ve muy tranquilo, como un estudiante, amable, entre 23 y 28 años, pero si los tiene no se le notan, aparenta menos'. Ángela María Vera, universitaria.
La señora que me encontró observó que todo el mundo me miraba, como con miedo. Ella cuenta que le impactó que yo tuviera como una cara angelical -vuelve y juega- y que la jeringa la tenía puesta y un buso y la falda deshilachados, vueltos nada y con el torso desnudo. Trató de cubrirme, me levantó y llevó hasta los primeros apartamentos, donde pidió ayuda.
Lo siguiente fue cuando recobré el sentido en la clínica, donde estuve tres días. Cuando desperté había mucha gente a mi alrededor, pero no reconocía a nadie. Todo el mundo me hablaba, pero yo estaba como perdida. Un mes después, cuando me celebraron mis 18 años, mi mamá me presentó a mi salvadora: Rosa Ilia González, ella la había invitado. 'Sé que me violaron, me golpearon, pero no cómo quedé toda rayada. Sentí como un termómetro, pero finalmente se conoció que fue con un bisturí quirúrgico que me hirió. Desde entonces sólo he montado una vez en bus. Es como si me hubieran cortado las alas.
Lo positivo de esto, de la violación y lo que me hicieron, es que me ha acercado al resto de mi familia, que me ha dado todo su apoyo. Esto me dio un nuevo aliento de vivir, más fuerzas, ya que si salí con vida es porque tengo que luchar. Y que si al contar lo que me pasó logro que una sola persona se salve, eso es mucho'. 'Creí que me iba a morir' 'Estuve incapacitada diez días, pero no falté a la universidad.
La relación sentimental que tenía se acabó. No soportaba a los hombres. Ya es distinto, lo he ido superando. En los exámenes médicos se supo que el tipo me había inyectado materia fecal. Tomé retrovirales durante un mes. Ya casi los había terminado cuando empezó a darme fiebre, a ponerme roja, fue algo repentino, me llevaron a cuidados intensivos. Entraban y salían médicos. Sabía que estaba pasando algo, incluso dije: aquí me morí.
La presión estaba alta. Me tuvieron que hacer una cirugía de emergencia. Desde entonces he pasado por otras seis biopsias. En los exámenes salieron bacterias relacionadas con la materia fecal, pero son secundarias porque la principal no ha sido detectada y por eso estoy ahora bajo tratamiento con medicina nuclear'. no me interesa si lo reenvian o no, lo que si, es que quiero que por lo menos las mujeres que conozco, desconfien, de la gente que se les acerca , y que mis amigos se pongan pilas en cuidar a las personas mas importantes de este mundo.

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