martes, 21 de junio de 2011

Los escritos de Velaides

DERECHOS HUMANOS Y SOBERANIA DE LOS GOBERNADOS
Es un derecho natural del ser humano y de los pueblos decidir su propia forma de autodeterminarse, de constituirse como sociedad civilizada, y desarrollarse libre y soberanamente. Y como anotaría Rousseau, darse su propia forma de gobierno, mediante un contrato social, en el que todos y cada uno de sus asociados se desprende de un porcentaje de sus derechos y libertades, para recibir a cambio beneficios sociales enmarcados en los principios del respeto de la dignidad humana, la reciprocidad, la igualdad y la verdadera prevalencia del interés general, entre otros. Porque el hombre no se constituye como sociedad política ni elige gobernantes para su propia opresión o esclavitud, porque ese aforismo que todos ponen y unos pocos toman todo, debe desaparecer; porque la ley del más fuerte o de la selva hace cientos de años quedó proscrito.
Los ejemplos de los pueblos de África y de algunos de Asia en la búsqueda de su autodeterminación, el reconocimiento de su dignidad y el recorte de las abismales diferencias socioeconómicas, son la consecuencia del sometimiento miserable y esclavizante trato de los depredadores humanos que han ejercido el poder legándolo generacionalmente, satisfaciendo su hedonismo, desapareciendo los dogmas divinos, que sagazmente infunden a los gobernados o víctimas.
No se comprende, cómo los pobladores de estos territorios que han sido llamados cunas de la civilización, han esperado tanto para dignificarse y exigir lo que les corresponde. Acaso el sometimiento que les han infligido sus falsos dirigentes les cercenó la capacidad mental y la memoria, al menos, para olvidar tan rápido la historia del bíblico Moisés, las enseñanzas de Mandela y de Gandhi.
Y ni que hablar de occidente cuyos gobernantes al igual que en Asia y África, utilizan como dogma el ejercicio de la democracia, el respeto a los derechos humanos y la lucha en contra del terrorismo para legitimarse, con las mismas prácticas no menos bárbaras. Parece ser que se sigue repitiendo el despotismo ilustrado.
Y si no, por qué no reflexionamos sobre los abusos de poder, sobre los postulados del liberalismo que se utilizan en beneficio de unos pocos o élites, de la creencia y aceptación dizque de familias reales, de los gobernantes por sucesión en todos los órdenes bien nacionales o locales y de la acumulación no solo de poder político y económico, sino del desconocimiento de lo social, tenido en cuenta periódicamente solo para contar. Mientras el crecimiento del beneficio particular es cada vez más abismal frente a lo general.
Hace unos cuantos meses la juventud francesa se pronunció en contra de las medidas de disminución de su seguridad social, occidente que mete sus narices en todos los conflictos para desestabilizar sistemas que no rinden tributo a sus intereses, tanto en África como en Asia y demás y sus depredadores líderes que con gran júbilo esperan la caída de sus contradictores en el llamado efecto dominó, hoy temen que ese efecto se traslade a su territorio. Y si no miremos el presente ejemplo que nos brinda la comunidad española, que tuvo la valentía, verraquera y DIGNIDAD de dar el primer paso en contra de los delfines del poder que someten, denigran y esclavizan en todas las dimensiones a sus asociados.
Esperemos que todos los pueblos levanten las banderas de su dignificación política, económica y social.
Ramón Velaides Jaimes

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