martes, 15 de diciembre de 2009

CAMBIOS EN EL PROCESO DE EDUCACIÓN DEL JOVEN

Burlar las normas puede engendrar violencia escolar
A diferencia de lo que pasaba hace un par de décadas, hoy los padres cuestionan a los docentes y los chicos repiten ese modelo. Para Castro Santander -especialista en convivencia escolar-, uno de los gérmenes de la violencia está en no cumplir las normas. Y en ésto responsabiliza a los adultos, a los que califica de desobedientes y transgresores.
TEXTOS. AGUSTINA MAI.
“Cuando uno habla de educación no se refiere sólo a la escuela, sino también a la familia, los medios de comunicación, las políticas públicas, las iglesias, las organizaciones sociales. Todos tenemos distintas responsabilidades que no estamos asumiendo bien”, afirma Alejandro Castro Santander, psicopedagogo y especialista en convivencia escolar.
A la hora de buscar responsabilidades acerca del “nuevo clima” que se vive en las escuelas -caracterizado por la falta de valores y de respeto tanto hacia los docentes como a los compañeros y a la propia institución-, no duda en señalar a los adultos. “Uno de los grandes problemas de los que deriva la violencia es la ambigüedad de la norma o el hecho de no cumplirla.
Y los adultos nos caracterizamos por ser desobedientes y transgresores”, asegura.Normas, respeto, violencia, límites... Castro Santander vuelve a apuntar a los padres: “En cualquier negocio o en la calle vemos a los chicos llorando, pateando, haciendo berrinches y el padre o la madre no saben cómo callarlos. Esto no es generalizado, pero el problema es que se está generalizando”, advierte.
VIOLENCIAS Y NUEVAS TECNOLOGÍAS-
En una entrevista usted afirmó que siempre ha habido violencia en las escuelas, pero que han cambiado los formatos. ¿Cuáles son esas nuevas formas?- La violencia es el daño voluntario al otro y en las relaciones entre los seres humanos siempre ha aparecido este ingrediente. Como muchos fenómenos sociales, la violencia toma del momento lo que tiene a su disposición.
Es un fenómeno muy complejo: bio-psico-socio-cultural-económico y político. Pero lo cultural es muy fuerte y es lo que hace que la violencia cambie de forma. ¿Qué es lo más notorio en este momento en los cambios culturales?
Las nuevas tecnologías, que pueden ser utilizadas para bien o para mal, y que dan la posibilidad de comunicarse o incomunicarse.- Es el caso de algunos chicos que sufren ciber-bullying (o ciber-acoso). ¿Qué pasa cuando son acosados por parte de compañeros de escuela con los que tienen que compartir el aula, el recreo o un partido de fútbol? ¿De qué manera se entretejen las relaciones entre lo virtual y lo interpersonal?-
En general, la víctima del ciber-acoso -que puede ser a través del messenger, facebook o correo electrónico- no siempre sabe quién lo está molestando. En el caso famoso de Estados Unidos de Megan, que termina suicidándose, la que la acosaba era una compañera del colegio con la que se había peleado, pero que se hacía pasar por un chico.
La violencia no queda circunscripta al ámbito escolar, sino que continúa fuera del aula, no sólo cara a cara, sino de esta otra forma, en la que se multiplica porque pueden intervenir muchísimas personas sin que la víctima las conozca. Esto empezó con el correo electrónico, a través del cual un chico puede recibir cientos de burlas en un día.
El púber o adolescente es el más afectado porque se siente rechazado por el grupo de iguales y esto perturba en el crecimiento y la autoestima.- ¿Hay algún estudio sobre este tema?- En una encuesta de unos 6.000 chicos de 7 provincias argentinas, el 6% asegura que se siente permanentemente excluido de su grupo de compañeros.
Hay chicos que aprenden a ser violentos en la escuela porque la primera pregunta que se hacen es ¿qué tengo que hacer o decir para ser aceptado por el grupo?. Y a veces estas pautas no son las mismas que las de la familia.
Hay chicos que hasta aceptan ser víctimas con tal de ser recibidos por los compañeros. La pregunta que debemos hacernos es cómo crece una persona que termina aceptando ser siempre el blanco de las burlas.
LÍMITES Y VALORES-
¿La violencia entre pares es la misma que la que ejercen algunos alumnos sobre los docentes?- En toda relación de violencia hay abuso de poder. ¿Cómo puede haber abuso de poder del grupo hacia el docente que está en una situación jerárquica? Porque es el poder del grupo y del anonimato; el poder que tienen los chicos porque manejan el nuevo clima y los docentes no. Antes no había normas de convivencia porque la familia le daba autoridad a la escuela.
Hoy el docente está desautorizado por la familia. Lo vemos muy claro cuando los más chicos amenazan a la maestra: “Le voy a decir a mi mamá o a mi papá”. Este mensaje viene de la casa.Además, se ha hecho un mal manejo de las normas. No hay que pensar en lo que los chicos hacen mal para ver cómo se los castiga, sino cuál es el valor que se quiere defender a través de la norma.
Entonces no se va a perder tiempo diciendo: “No a los celulares, los mp3, los mp4”. Sino que hay que decir “estamos promoviendo el respeto” y dentro del respeto entrarán tantos los dispositivos tecnológicos como el hecho de no hablar con un compañero mientras el docente da clases. Hay que educar en estos valores -respeto, solidaridad, altruismo- para no darle tanta importancia al límite.
ESCUELA Y FAMILIA SE PASAN LA PELOTA-
Usted sostiene que los padres desautorizan a los maestros. Es común este pasarse la pelota entre padres y maestros. ¿Cómo se puede llegar a buen puerto con dos actores que se enfrentan cuando en realidad tienen que tirar para el mismo lado?- Las escuelas tienen algo de mucho valor: los proyectos educativos.
Cada institución tiene un ideario -que es puro principio y valor- que se traduce en un proyecto educativo. El desafío es construir un proyecto educativo familiar-escolar, es decir que se comparta el currículum de la escuela y el familiar; que estén integrados y sean compatibles. Y cuando pongamos las normas, no hay que ponerlas sólo para los chicos -que es lo que se hace siempre-, sino también para los docentes y los padres.
Los adultos nos caracterizamos por ser desobedientes y transgresores. Uno de los grandes problemas de los que deriva la violencia es la ambigüedad de la norma o el hecho de no cumplirla. Zygmunt Baumann dice que cuando las tropas de la regulación normativa abandonan el campo de batalla de la vida, sólo quedan la duda y el miedo.- ¿Y ésto cómo se manifiesta?- La inseguridad -sea en las calles o dentro de la escuela- implica hablar del miedo al otro.
En este estudio que mencioné anteriormente, uno de cada cuatro chicos de entre 10 y 18 años decía que le tenía miedo al compañero; y entre los 12 y 15 años, uno de cada tres. Tenemos que empezar a analizar estas cuestiones para darnos cuenta de que el clima que estamos viviendo hoy en las escuelas no es como hace unos años, cuando el afuera se podía estar prendiendo fuego, pero la institución permanecía inmaculada.
Hoy, el nuevo clima nos está desafiando. Pero la escuela todavía tiene la capacidad para empezar a transformar el adentro y cambiar el afuera.más datosTRAYECTORIAAlejandro Castro Santander es psicopedagogo institucional (UCA) y especialista en gestión de la convivencia social y escolar. Es profesor universitario y asesor general escolar de instituciones en sus tres niveles de educación. Coordinador del “Observatorio de la convivencia escolar” (UCA) y expositor en numerosos congresos y jornadas nacionales e internacionales sobre violencia en los ámbitos familiar y escolar.
LIBROS
Es autor de: “Desaprender la violencia. Un nuevo desafío educativo” (Ed. Bonum, Bs. As., 2004); “Analfabetismo emocional” (Ed. Bonum, Bs. As., 2005) (ambos declarados de Interés Legislativo por la H. Cámara de Diputados.); “Manual de orientación para la convivencia escolar” (compilador junto a Gabriel Conte, Dirección General de Escuelas, Mendoza, 2006) y “Violencia silenciosa en la escuela. Dinámica del acoso escolar y laboral” (Ed. Bonum, Bs. As., 2006).
Tomado Blog Renovación Magisterial

1 comentario:

Anónimo dijo...

EXCELENTE!!!!!!!!