domingo, 12 de abril de 2009

PASEO DE LA MUERTE

Bucaramanga, Enero 21 de 2009

Señores
PERIÓDICO EL FRENTE
Ciudad
Para que no se repita, para que no le pase a otro. El 26 de Diciembre de 2008 cuando nadie en familia había presentido que se tratase de la última navidad de mi hermana, Esther González Flórez, ella presentó una súbita y transitoria pérdida del conocimiento y dificultad para hablar. Tal hecho hizo que su hija la llevara a la Clínica Bucaramanga, donde fue atendida, y por sus condiciones le practicaron una tomografía computada del cerebro, evidenciándose un aneurisma de fosa posterior, probablemente dependiendo de la arteria basilar.
El doctor, Rafael Azuero, neurocirujano, la valoró esa misma noche y ordenó un estudio arteriográfico cerebral y un angiotac, para esclarecer el diagnóstico y definir tratamiento. El 27 de Diciembre, sábado, desde las 8 a.m. la Clínica Bucaramanga inicia los trámites ante “Salud Total”, centro de autorizaciones en Bogotá, con el fin de hacer efectivo el procedimiento, dándose la orden tan sólo hasta las 11:15 a.m., para practicar arteriografía carotidea y vertebral, cuya práctica sólo era posible en la Clínica Carlos Ardila Lülle.
Se hacen las gestiones ante la administración de la citada clínica, pero las mismas son rechazadas, argumentando dicho centro que la autorización no incluía insumos, (medicamentos y catéteres) y no podían arriesgarse a perder dinero. En vista de lo anterior y dada la emergencia trasladamos a mi hermana a la Clínica Chicamocha, donde los doctores Plata y Hernández, con la colaboración del técnico y experto Jairo Blanco, quien se encontraba por casualidad en la ciudad, practicaron la angiografía, sin exigir ninguna autorización de “Salud Total”, sabedores de la magnitud de la urgencia que estaba en sus manos y el requerimiento de diagnóstico y tratamiento.
Esclarecido el diagnóstico se demostró la presencia de aneurismas en la arteria cerebral media izquierda, en la arteria basilar y en la pica. La paciente se encontraba estable, consciente, orientada, sin déficit neurológico. El neurocirujano, Doctor Azuero, conceptuó que el tratamiento urgente a seguir era de terapia endovascular con embolización de los aneurismas. De inmediato se habló con el servicio de radiología de la Clínica Carlos Ardila Lulle, único centro de la ciudad con disposición de los medios y materiales para la práctica del procedimiento requerido. Uno de los residentes de radiología informa que existen implementos para el tratamiento, pero éste debe ser autorizado por los jefes del departamento.
Por tal razón me comuniqué con el colega, doctor EDUARDO HIGUERA ESCALANTE y hablando de médico especialista en radiología a médico especialista en radiología, le solicite la autorización para llevar a cabo el procedimiento que sería practicado por el doctor Sergio Vargas, especialista de prestigio nacional, quien se hallaba de vacaciones en Bucaramanga.
El doctor Eduardo Higuera me informa que debo tramitar la solicitud ante “Salud Total” y sólo hasta obtener dicha orden (incluyendo insumos) me podrían autorizar. Conocedores tanto él como yo de la emergencia y riesgo inminente de muerte de mi hermana Esther, le insisto en la necesidad de realizar el procedimiento terapéutico en forma urgente, comprometiéndome personalmente a los trámites ante “Salud Total”; y entre tanto, yo extendía un cheque en blanco, para ser diligenciado, en caso de que la EPS no autorizara el procedimiento en mención. Le supliqué, le imploré que autorizara el procedimiento y su respuesta, una vez más, es que debía traer la orden de “Salud Total”.
Ante mi insistencia, me informa que tiene que consultarlo con el doctor JUAN CARLOS MANTILLA, su jefe y que lo llame luego.. Más tarde le repito la llamada, delante del doctor, Jorge García, y el doctor Eduardo Higuera me dice que no tiene autorización para realizar el procedimiento, si la orden no está aprobada por “Salud Total”. Me dice que eso le ordenó informarme el doctor JUAN CARLOS MANTILLA. Igualmente, me dice que si deseo hablar directamente con el doctor Mantilla, lo llame y me da el número de su celular. En medio de mi angustia le marco reiteradamente al doctor Mantilla y este se niega a contestarme, no obstante le acababa de contestar al doctor Eduardo Higuera.
En vista de su negativa y las dramáticas circunstancias, le dejo dos (2) mensaje suplicándole su ayuda para mi hermana pues su riesgo de muerte era inminente, como bien los sabía él por la patología que presentaba la paciente. En los mensajes le reiteré que si era necesario le extendía un cheque en blanco, con el fin de cubrir los gastos en caso que “Salud Total” no resolviese la situación positivamente.
Cabe anotar que el doctor JUAN CARLOS MANTILLA me conoce desde el año 1996 como colega Radiólogo, cuando fuimos compañeros en el antiguo Hospital González Valencia. En la angustiosa espera no recibí ningún mensaje del doctor Mantilla. Nuevamente insistí al doctor Eduardo Higuera, quien me informó que no podría autorizar el procedimiento. Mis súplicas se prologaron hasta las 10 de la noche; momento en el que decidí informar al doctor Sergio Vargas, que por orden del doctor Juan Carlos Mantilla no podíamos realizar el procedimiento en su institución. Siendo esta la situación, a las 9 a, m. del domingo 28 de Diciembre, el doctor Vargas me ofreció pedir los implementes a Bogotá a la firma G. BARCO, con la probabilidad de contar con ellos, sin exigencia de depósito alguno, y acudir a otra institución a llevar a cabo el procedimiento.
El domingo 28 aproximadamente a las 9 a.m. llegó el material al aeropuerto de Palonegro, con sello a nombre del Instituto del Corazón, a nombre de quien se hizo el pedido. Lo recojo de inmediato y me comunico con el doctor Sergio Vargas y el doctor Hernández. En la sala a intervenir, en la Clínica Chicamocha, se realiza en ese momento una angioplastia por lo que se programa la intervención para las 2:30 p.m. Cuando todo está dispuesto, pedimos que suban a mi hermana Esther a la sala de Hemodinamía, pero en ese mismo instante nos informan que mi hermana hizo un paro cardio-respiratorio y que la están entubando.
A continuación se le toma un TAC cerebral simple que muestra hemorragia masiva por probable ruptura de aneurisma de la basilar. El doctor Vargas me informa que en las circunstancias en que quedó mi hermana Esther, luego del sangrado, no existen condiciones para intervenirla, pues tiene muerte cerebral. Esther González Flórez, mi hermana, fallece el lunes 29 de Diciembre en horas de la tarde.
Toda esta dramática carrera contra la muerte muy probablemente hubiese tenido un final diferente, si no se hubiese obrado con la inhumanidad, la indiferencia, la insensibilidad, la desnaturalización y la desvalorización con que se actuó por parte de quienes están llamados a defender la vida, sobre todo por encima de los intereses económicos.
Con profundo dolor,
JOSÉ JOAQUÍN GONZÁLEZ FLÓREZ
Medico Radiólogo C.C. 13.831.862 Bucaramanga
NOTA AUTOR: Publicamos esta carta bajo responsabilidad del autor

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