domingo, 19 de octubre de 2008

HACE 14 AÑOS LLEGO EL CELULAR A CUCUTA

HACE 14 AÑOS EL CELULAR CONQUISTO A CUCUTA
Textos y foto: Periodico La OPINION


El 17 de octubre de 1994, desde el comando de la Policía en el Cerro Bellavista, del barrio San Mateo, se hizo la primera llamada desde un teléfono celular.Los protagonistas fueron Sergio Palacio -en ese entonces gerente de la empresa Celumovil en la ciudad-, quien tecleó en un aparato que hoy sería considerado una “panela” los números de la presidenta nacional de esa compañía, María Cristina Mejía.Con esa llamada se dio, oficialmente, en Norte de Santander el inicio de la operación de la telefonía celular, tecnología que la semana pasada conmemoró 25 años de la venta del primer aparato móvil en el mundo.Palacio recuerda ese momento como si fuera ayer.
El equipo desde el cual él marcó fue un Sony-Ericsson 198, que en ese entonces costaba $1’262.0000.“El primer comprador fue un señor de la ciudadela Juan Atalaya, quien cansado de buscar una línea telefónica fija llegó hasta mi oficina y -sacando el dinero de una tulita- pagó por el celular”, recordó Palacio.En el área de San Mateo estuvo ubicada la primera celda del sistema (equipo de transmisión y punto de acceso en el que convergen los abonados). Luego se instalaron otras en Los Patios, el centro de Cúcuta, el aeropuerto Camilo Daza y en Atalaya.
Después de la primera venta de ese teléfono, y con la publicidad de la tecnología en los medios de comunicación, en el primer mes se vendieron otros 21.Luego, en los tres meses posteriores, ya eran 100 los cucuteños que disponían de un instrumento portátil para hacer y recibir llamadas en cualquier punto de la ciudad. Solo en 1998 fue que comenzó a venderse en forma masiva este tipo de aparatos.Para esa época un minuto costaba $1.200 pesos. Hoy, de acuerdo al plan que se tenga con alguna de las tres compañías operadoras, se consiguen desde $90.
El cambio Claudia Cobarico, coordinadora de ventas y servicios de Celumovil en el año 1994, relató que en esa época tener un celular era un sinónimo de exclusividad, por ser estos un elemento excesivamente costoso.“Los propietarios por lo general eran gerentes, empresarios o ejecutivos que podían sufragarse su teléfono o que la compañía para la que trabajaban se los entregaba”, recordó Cobarico.Agregó que el valor de un celular de la época superaba el millón de pesos. Precios que con el tiempo fueron disminuyendo a $700 mil, $500 mil, $200 mil, $100 mil, hasta el punto de que hoy en día las empresas los obsequien con el fin de adquirir más clientes.
El panorama que se presentaba en esa década de los 90, comparado con el que actualmente hay, es muy diferente. Los cambios van desde el diseño de los equipos y los servicios que prestaban, hasta el número de abonados.Sergio Palacio reiteró que con la llegada del celular a Cúcuta se abrió un espacio interesante en el comercio de la región.“La telefonía celular ha sido uno de los mejores inventos de la historia de la humanidad, por todo el desarrollo que se vino con él. Es increíble ver cómo teniendo un dispositivo en el bolsillo se pueda localizar a una persona sin importar, siquiera, en qué país se encuentre”, agregó.En este sentido, Palacio explicó que que el desarrollo que trajo consigo la telefonía celular a la ciudad fue notorio en el ámbito empresarial y profesional, situación que se evidenció en la aceptación que tuvo el producto.
Quienes se encargaron de traer la telefonía celular a Cúcuta coincidieron en afirmar que con su llegada revolucionaron las comunicaciones en la ciudad.John Villarreal, especialista en telecomunicaciones, afirmó que de alguna forma, así como el celular ha cambiado la vida de las personas, la tecnología se ha transformado.Explicó que en sus inicios se empleó la tecnología Acceso Múltiple por División de Tiempo (TDMA, por sus siglas en inglés), que básicamente solo permitía hacer y recibir llamadas.Posterior a ella llegó la de Acceso Múltiple por División de Código (CDMA, por sus siglas en inglés). Allí se fueron incorporando servicios como mensajes de texto pero no se empleaba la sim card.Seguidamente la tecnología se modificó a la GSM (Groupe Special Mobile).“Éste último es el más empleado y consiste en un sistema estándar para la comunicación, mediante teléfonos móviles que incorporan tecnología digital. Es la famosa sim card que puede ser transportada a cualquier aparato junto con la información que hay en ella”, detalló Villarreal.Así, a través del teléfono, cualquier cliente puede conectarse a un computador, redactar, enviar y recibir mensajes por correo electrónico, remitir y recepcionar faxes y también navegar por Internet.
Pero no sólo el desarrollo tecnológico hizo de este dispositivo móvil todo un éxito. También influyó en el comportamiento social de los habitantes de la ciudad.El sociólogo Emilio Arenas dice que los cambios positivos de la llegada de esta tecnología no sólo se reflejan en los usuarios del común, sino en los residentes del campo, quienes debían vivir toda una odisea para realizar una llamada, fuese a un teléfono fijo o a un celular.Ahora lo hacen desde su residencia en las más lejanas montañas de Norte de Santander.Considerada como una de las revoluciones más importantes de la comunicación personal, el teléfono móvil -afirmó Arenas- es un gran paso en la información y en la liberación del hombre, porque le ha permitido comunicarse ilimitadamente.Aunque no descarta las consecuencias que con él llegaron, como lo fueron la dependencia y el hacerse indispensable a tal punto que -como el efecto que produce en muchos- no se pueda vivir sin él.

1 comentario:

CIRO ALFONSO CANO MORA dijo...

Alfredo, bien por la "fusilada" de este artículo, pues hay que decirlo el celular cambió nuestras vidas, positiva o negativamente, pero las cambió. Quería decirle, que como empresa colombiana si llegó hace 14 años a Cúcuta, pero mucho antes, móviles de las Compañias venezolanas, en servicio nucho antes que las nuestras, ya circulaban en calles de la ciudad y se lograba sacar o recibir llamadas y los aparatos, esos si eran una verdaderas panelas, los de Celumóvil eran un poco más decentes.