Fotos y textos periódico El TiempoOnce especímenes de los que estamos realmente cansadas. Lee y de paso, con sutileza, haz que tus hombres también lo lean.
1. El Mantenido
Este vago empedernido no solo es incapaz de buscar su propio sustento sino que se vanagloria de que su mujer lo haga por él. Es importante destacar que tal sanguijuela está convencida que su mujercita es feliz manteniéndolo –lo cual pudo haber sido cierto en un principio, pues no existe un ser más generoso que una mujer enamorada–, sin embargo, y por lo general, poco le dura la dicha a este gusano pues la no tan tonta de su hembrita tarde o temprano se dará cuenta de que con su mancito no va a llegar a ningún lado. Usualmente la desilusión de esta pobre mujer es tal que, con muy poco trabajo y casi nada de esfuerzo, la muy sufrida cae redondita en los brazos de cualquier hombre.
2. El Fantoche
Este bicho es el resultado de la fusión entre un payaso, un mal actor y un tarado, pues siempre que llega a cualquier lado entra actuando y con ínfulas del más lindo –él no se cree “apuesto” sino “lindo”–, el más platudo y el más intelectual, pero la realidad es que ni siquiera llega a ser “agraciadito”, casi siempre está más pelado que el culito de un desplazado, y siempre, pero siempre, resulta ser más tonto que hombre monógamo. Es tan pelotudo que no se ha podido dar cuenta de que la gran mayoría de mujeres no solo detesta a muerte a este tipo de hombres, sino que entre ellas ridiculizan y se burlan despiadadamente –como solo ellas lo saben hacer– de dichos bufones de pacotilla.
3. El Tacaño
Este mísero animal es tal vez el hombre más lerdo que existe, pues durante todos los miserables años de su amarrada existencia no se ha dado cuenta de que la mujer es un ser de “impulsos y antojos” –lo que la hace gastarse una fortuna en un par de zapatos que nunca se vuelve a poner–. Lo peor de este tipo de personajitos es que con su tacañería no sólo hace la vida de su pareja un infierno sino que, sin darse cuenta, hace de su propia vida un infierno –cuando este bicho se muera, Belcebú sí no será tacaño con él y le dará BASTANTE fuego para que arda eternamente y sin descanso.
4. El que compra material pirata
Este mezquino espécimen es tal vez una de las peores calañas de hombres que existen, pues bajo su pulcra y normal apariencia se esconden algunos de los peores defectos conferidos al ser humano: la deshonestidad, la mezquindad, el egoísmo y la imbecilidad. El Imperio Fálico no tiene la menor idea de cuál de estos defectos es el peor, lo que sí sabe a ciencia cierta es que la combinación de todos ellos no solo produce una de las peores sabandijas sobre la faz de la tierra, sino una de las más lerdas –ni se da cuenta de que su comportamiento roba descaradamente y de frente el trabajo de muchos. Ah, pero cuando a él le hacen algo medianamente parecido, ahí sí berrea…–. Este gusano miserable se caracteriza por “tirárselas de vivo”, pero siempre termina probando que es más imbécil que cualquiera, pues su minúsculo cerebro no ha comprendido que “la viveza” es “el pajazo mental de imbécil” –es como la bestia que en una intersección se atraviesa con su vehículo a sabiendas de que los que están en frente suyo no se están moviendo, el muy tarado no solo provoca un trancón ni el berraco sino que, debido a su “genialidad”, él mismo termina demorándose más en pasar–.
5. El amiguero
Este anuro es el que hace la misma gracia que hace el hijo de mami –que deja a su pareja en medio de un orgasmo para atender una asfixia de su mamita–, pero en vez de plantar a su hembra por una asfixia de su progenitora, lo hace por sus amigos. ¿Cómo identificamos a esta belleza? Muy sencillo: es el pendejo que siempre está rodeado de sus amigos y comparte con ellos los momentos más importantes de su vida. (Reseña Corporal: regularmente se la pasa con una cerveza en la mano).
6. El Egoísta
Este batracio es uno de los seres más odiados y despreciados por el sexo femenino. Y ni modo de culparlas, pues es prácticamente imposible hacer feliz a hembra alguna cuando la prioridad del macho es satisfacer su propia felicidad, razón por la cual cuanta mujer conoce termina, tarde o temprano, sacándole el rabo. La mujer de este despreciable auto-benefactor se encuentra permanentemente a un paso de abandonarlo o de ponerle los cachos, desdichadas doncellas, presas inocentes de esa sabandija egoísta.
7. El Celoso
Este borrico se lleva el premio mayor al ser el más lerdo del reino animal –ya sé que hemos dicho esto con anterioridad, pero es que todas las mujeres que entrevistamos dicen lo mismo de sus petardos maridos–, ya que dentro de su minúsculo cerebro no ha podido racionalizar, ni darse cuenta, de que cuando una mujer le quiere poner los cachos ¡SE LOS PONE! ¡Y ÉL JAMÁS SE VA A DAR CUENTA! No existe un hombre mejor e inteligentemente cachoneado que el celoso.
8. El Indeciso
Este Australopitecos –citado así por ser un bípedo que aún se encuentra en estado evolutivo–, desde que nació ha estado construyendo su propia esfinge que lo distinga como el ser más ilustre dentro del reino de los retardados, monumento que, aunque altamente merecido, jamás finalizará pues es de un l-e-n-t-o. Esta tortuga presenta el mismo y gravisísisimo problema que tiene el invertebrado que “compra material pirata”, y es que aparenta ser un hombre normal. No hay algo que desespere más a una mujer que un hombre incapaz de tomar decisiones –noo, miento, sí hay algo que desespera aún más a cualquier mujer, pero también es algo que padece este personajito, y es que después de demorarse u-n-a e-t-e-r-n-i-d-a-d para tomar una decisión, siempre toma la que no es.
9. El Llorón
Esta Magdalena empedernida en algún momento de su lacrimosa existencia escuchó el cuento de que los hombres debían mostrar su lado sensible ¡y el muy pendejo se lo comió! Como primera medida, los hombres no tenemos un lado sensible, pero si por un accidente de la naturaleza alguno nació con semejante anomalía, ¡ay que no la demuestre! Eso es como el que nace con un pipi chiquitiquitico y anda de puerta en puerta pregonando el regalito que Dios le dio. En vez de andar berreando, los llorones deberían dedicar parte de su lagrimoso tiempo a leer y aprender de los sabios y antiguos proverbios, en especial de ese que dice: “los hombres no lloran”. Yo les tengo otro aún más axiomático: “el que llora no mama, ni va a mamar nunca” –en todo el sentido literal–, porque no hay cosa más desilusionante para las mujeres, aunque finjan y digan lo contrario, que ser el paño de lagrimas de un hombre.
10. El Cobarde
Esta larva es sin duda el peor espécimen y el más vergonzante de todos los hombres. La cobardía es uno de los más bajos comportamientos ejercidos por ser viviente alguno, y comprende al pusilánime que agrede física o mentalmente a un ser menos capaz o fuerte que él, o a la gallina que huye de aquellos actos y compromisos que, como hombre, debería afrontar. Como desafortunadamente aún quedan muchísisimos de estos espermas malformados en el planeta, no nos queda más que rogarle a la Divina Providencia para que con su mano misericordiosa envíe un cáncer que acabe con todos ellos lo más rapidito posible.
11. El Perdedor (El Loser)
Este espécimen es considerado por las mujeres como un intermedio entre “un cero a la izquierda” y “una inservible piltrafa”, infortunadamente tanto para nuestro género como para nuestro país, en Colombia ¡abundan los perdedores! –La ventaja es que son más fáciles de identificar que la silicona en las reinas, modelos, actrices o presentadoras–. El loser lleva inherente a su personalidad varias de las características descritas en esta lista, pero lo que más lo identifica es su falta de personalidad cuando se encuentra frente a una mujer bonita o atractiva –o cualquier mujer–. Para comenzar, este tonto es el que “a todas” las ve “divinas” y “espectaculares”; gracias a este pelele es que las mujeres en este país se creen “las qué divinidades” –y se van del país convencidas de que son las mujeres más lindas del mundo y que en el exterior les van a rendir la pleitesía que los pendejos estos les rinden acá, pero se meten la estrellada del siglo cuando se dan cuenta de que por esos lados SÍ hay mujeres hermosas de verdad, y entonces les toca regresar con el rabo entre las patas. El perdedor es el que se intimida ante la presencia de cualquier fémina que sea medianamente bonita, medianamente importante o medianamente reconocida, aunque el coeficiente intelectual de esta no supere al de un gato.
CÉSAR BORJA Autor del libro El imperio fálico, es un escritor colombiano criado en Nueva York, donde estudió cine y administración de empresas. Ha escrito y dirigido obras de teatro off Broadway y participó en producciones fílmicas y televisivas. En Colombia desarrolla guiones para cine y televisión; recientemente escribió y dirigió la obra: Infiel?... Imposible!
lunes, 20 de junio de 2011
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