LOS ESCRITOS DE VELAIDES

CORRUPCIÓN Y LLUVIAS
Algunos destellos de mi poca memoria, hacen reminiscencia de hechos desagradables por los que ha pasado este hermoso y codiciado territorio por unos poquitos nacionales rezago criollo que se lo parcelan como una hacienda para repartirse sus frutos y por muchos representados en transnacionales que se lo disputan para satisfacerse a costa de la gran mayoría, que cada vez pasa de la pobreza a la miseria. Basta recordar episodios desagradables como la crisis energética vivida en otrora en la que se desempolvaron plantas de energía despedazadas, oxidadas y desaparecidas sin que hubiesen funcionado un solo minuto y otras compradas virtualmente; claro que los dineros fueron justificados en los presupuestos y por ahí me llega un breve recuerdo de una barcaza. Y no pasa nada.
Un último ejemplo para no vivir de amarguras el caso Armero. Siempre vivimos entre tragedias, amarguras y teletones y mientras tanto la televisión, la radio y la prensa nos cambian el ánimo y nos hacen olvidar rápidamente de los verdaderos responsables que descaradamente en nombre de Dios y de la democracia se postulan por tercera o más veces a los cargos de elección popular con programas que siempre quedan en el olvido y la mala memoria nos traiciona y volvemos a caer; olvidándonos del adagio de los más viejos, de que al perro no lo capan sino una vez.
Para no caer en prejuicios solo me caben algunos interrogantes a los que no tengo respuesta, pero que muchos de pronto pueden resolver. Como: ¿Por qué siempre que el invierno azota al país, sucede lo mismo en las mismas zonas y las consecuencias son más desastrosas e inhumanas?
¿Qué pasa con los personeros y su función de protección a los ciudadanos?
¿Qué pasa con los alcaldes y los planes de ordenamiento territorial y permiten construir en zonas de alto riesgo, como en las laderas y lechos de fuentes fluviales?
¿Por qué los curadores urbanos conceden licencias para construir en zonas de alto riesgo y de paso con la complacencia de alcaldes?
¿Dónde se gastaron los recursos destinados al mejoramiento de zonas de alto riesgo, especialmente en el recorrido de ríos que cada vez destruyen más y no es porque el invierno de actualidad sea ´mas injusto?
¿Qué pasó con el dragado de las zonas fluviales, los malecones y diques que deben estar construidos hace tiempo, para prevenir desastres a futuro?
¿Dónde están las corporaciones autónomas, como CORPONORT, caso concreto en Norte de Santander?
Acaso los concejales de la mayoría de los municipios del país son en su totalidad los mismos de hace dos o más periodos, que proyectan junto con el alcalde el plan de desarrollo de su ente territorial o son los sucesores de sus ascendientes.
Son solo inquietudes que me asaltan, porque como dijo mi tía: “Por ponerla María Ramos, la pusimos la…”
Es hora que las autoridades encargadas de velar por los intereses de la población y del interés general empiecen a hacer y a desarrollar su función para ver si hay responsables y que no sigan con el cuentico que la lluvia, porque si construimos un castillo de arena en la playa del mar sin ninguna previsión y protección ya veremos lo que queda de el. Lo que hoy le sucede a casi más de dos millones de compatriotas, no se puede quedar únicamente en agravar la situación económica de los demás colombianos, decretando la emergencia social y todo quedó arreglado; y esperemos a que pase el invierno actual para que llegue el próximo y todo igual, entonces el gobierno nacional en su tristeza y humanismo vuelva a decretar la emergencia social y una nueva teletón. Y los responsables, ¿qué?. Será que no se atenta contra los Derechos Humanos.
Esperemos las próximas elecciones para que los responsables en nombre de la democracia sean reelegidos.