jueves, 23 de diciembre de 2010

"LO DE GRAMALOTE ES UNA TRAGEDIA ANUNCIADA"


Tomado Periódico La Opinión
Rafael Arturo Meléndez Peñaranda está a punto de cumplir 90 años y entró el miércoles a La Opinión casi que corriendo, destellando una energía de cualquier joven que acaba de ver derrumbar su pueblo. “Eso se veía venir. Hace 44 años, cuando fui alcalde de Gramalote hubo el primer asomo de derrumbe y se alertó. También fue en diciembre el invierno, pero no tan fuerte como el de ahora”.
Sacó su billetera y extrajo un amarillento carné en donde se lee perfectamente: Para efectos de seguridad y protección oficial se hace constar que el señor Rafael A. Meléndez P. desempeña el cargo de Alcalde del Municipio de Gramalote”. Ese documento fue expedido el 17 de octubre de 1966. Y tiene la firma del entonces gobernador Gustavo Lozano Cárdenas.
Pero ese no fue su primer cargo. Cuando se graduó, en comercio, en el Instituto Politécnico Universitario, de Santander, en 1946, el gobernador Oscar Vergel Pacheco lo nombró alcalde de Pamplonita. De ahí pasó a resolver problemas en Chinácota, luego regresó a Pamplonita a reemplazar a otro alcalde que habían matado. Después llegó a Gramalote y ahí estuvo ocho meses porque su periodo lo terminó en Ragonvalia.
Recuerda a su pueblo con mucha nitidez. Dice que era un pequeño caserío que no superaba los 1.600 habitantes. Pero su afán, ayer, era advertir sobre una tragedia que se pudo evitar. “En esa ocasión se me acercó un viejito, que entendía de catástrofes y me dijo: “espero que usted esté vivo para que dé el testimonio de lo que le voy a decir: Gramalote se hundirá algún día”. Y su premonición fue basada en lo que estaba viendo: grietas por varias calles, cuatro casas destruidas, el acueducto semidestruido, la pesa (matadero) desaparecida y la ladera del cerro “lloraba” lodo.
Ver las imágenes en televisión, en la prensa, “me amarga la vida. Sí, porque eso no debió suceder. Se pudo prevenir. Y claro la gente no contenta construyó otra casa sobre la misma casa”. Enfatiza una y otra vez: “Fue por ahí, por el Cerro de la Cruz que empezó el movimiento, el mismo de hace 44 años”.
Su mandato fue corto porque en ese entonces los Alcaldes no eran por elección popular sino que los designaban, a dedo, los mismos gobernadores y en el caso de Meléndez Peñaranda tuvo que desplazarse a otros municipios. Prácticamente era un alcalde itinerante.

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