¿Cómo vamos con el agua en Cúcuta y su Área Metropolitana?
La respuesta es simple y contundente, vamos de mal a peor, y para comprobar este juicio, de muchos ciudadanos y mío, basta echar una ojeada a nuestros ríos en tiempos de verano - como ahora - y simplemente leer y comparar las mediciones realizadas por el IDEAM en las estaciones La Donjuana para el río Pamplonita y San Javier para el río Zulia, en los últimos cuarenta años. Vamos de mal a peor porque el tiempo ha pasado y pasa, y nada concreto y efectivo se ha hecho – solo estudios - para al menos conservar el “agua ecológica” de estas corrientes, a pesar de que las alarmas están encendidas desde el 13 de marzo de 1961, en el caso del río Pamplonita, cuando en un verano prolongado el ingeniero Damian Luna realizó un aforo, 2 km arriba de la bocatoma del acueducto de Cúcuta, midiendo 1800 litros por segundo.
La respuesta es simple y contundente, vamos de mal a peor, y para comprobar este juicio, de muchos ciudadanos y mío, basta echar una ojeada a nuestros ríos en tiempos de verano - como ahora - y simplemente leer y comparar las mediciones realizadas por el IDEAM en las estaciones La Donjuana para el río Pamplonita y San Javier para el río Zulia, en los últimos cuarenta años. Vamos de mal a peor porque el tiempo ha pasado y pasa, y nada concreto y efectivo se ha hecho – solo estudios - para al menos conservar el “agua ecológica” de estas corrientes, a pesar de que las alarmas están encendidas desde el 13 de marzo de 1961, en el caso del río Pamplonita, cuando en un verano prolongado el ingeniero Damian Luna realizó un aforo, 2 km arriba de la bocatoma del acueducto de Cúcuta, midiendo 1800 litros por segundo.
Un mes antes, el 15 de febrero, la firma OLAP INGENIERÍA, había medido en el mismo sitio, 2090 litros por segundo. Y cuando eso no estaba el acueducto de Los Patios ¿Sabe Usted cuanta agua se le extrae al río Pamplonita en estos momentos entre los acueductos de Cúcuta, Los Patios y algunos particulares de esa ciudad, 2000 litros por segundo en cifras redondas, más de lo medido el 13 de marzo de 1961, o sea que… Haga sus propias cuentas, amable lector.
Desde hace más de 40 años, las condiciones de las cuencas hidrográficas de nuestros ríos y del clima regional vienen cambiando en forma sustancial. Ahora los tiempos de verano son mucho más largos que los de invierno. Con el Fenómeno del Pacífico o “Niño” de 1998 el río Pamplonita registró el nivel más bajo de su historia, a la altura de la bocatoma, 1326 l/s. Y repito, entre los acueductos de Cúcuta, Los Patios y algunos particulares de esa ciudad, se le extrae en la actualidad, 2000 litros por segundo. Y en ese mismo año, el el río Zulia, registró el mínimo histórico, 7.5 m3/s, mientras el distrito de riego demanda en la actualidad 15 m3/s y el acueducto Zulia de Cúcuta, 1 m3/s.
En un taller de planificación participativa que se realizó en esta ciudad por iniciativa de la Corporación Amigos del Río que dirige Sergio Montañés, los días 18 y 19 de noviembre de 2002, con diferentes actores institucionales y sociales de la región, se encontró que la variable supercrítica de la cuenca del río Pamplonita era la disminución de caudal y no la deforestación.
¿Qué nos muestra el análisis matemático de los registros de caudales medios y mínimos en los río Táchira, Pamplonita y Zulia a través del tiempo? Sencillamente que la probabilidad de que de los caudales medio y mínimo bajen en los años por venir, es más alta, en otras palabras, serán más críticos los caudales mínimos de los ríos cada año que pasa.
Desde hace más de 40 años, las condiciones de las cuencas hidrográficas de nuestros ríos y del clima regional vienen cambiando en forma sustancial. Ahora los tiempos de verano son mucho más largos que los de invierno. Con el Fenómeno del Pacífico o “Niño” de 1998 el río Pamplonita registró el nivel más bajo de su historia, a la altura de la bocatoma, 1326 l/s. Y repito, entre los acueductos de Cúcuta, Los Patios y algunos particulares de esa ciudad, se le extrae en la actualidad, 2000 litros por segundo. Y en ese mismo año, el el río Zulia, registró el mínimo histórico, 7.5 m3/s, mientras el distrito de riego demanda en la actualidad 15 m3/s y el acueducto Zulia de Cúcuta, 1 m3/s.
En un taller de planificación participativa que se realizó en esta ciudad por iniciativa de la Corporación Amigos del Río que dirige Sergio Montañés, los días 18 y 19 de noviembre de 2002, con diferentes actores institucionales y sociales de la región, se encontró que la variable supercrítica de la cuenca del río Pamplonita era la disminución de caudal y no la deforestación.
¿Qué nos muestra el análisis matemático de los registros de caudales medios y mínimos en los río Táchira, Pamplonita y Zulia a través del tiempo? Sencillamente que la probabilidad de que de los caudales medio y mínimo bajen en los años por venir, es más alta, en otras palabras, serán más críticos los caudales mínimos de los ríos cada año que pasa.
De manera particular se observa la variación en la tendencia de los caudales mínimos hacia la disminución, cada vez menores en los eventos extremos, en correspondencia con la deficiente conservación y manejo de las cuencas, cambios de uso del suelo y deforestación, reflejándose una mayor intensidad en la escorrentía y erosión en época de lluvias, y mínima retención en épocas de baja precipitación. Y el aumento de los eventos extremos mínimos es altamente perjudicial para la continuidad en la prestación del servicio de agua potable para los acueductos de Villa Rosario, Patios y Cúcuta.
Así observamos atónitos y paralizados, cómo se deteriora y acelera el proceso de desertización de las cuencas de nuestros ríos con la deforestación y cambio en la vocación del suelo; cómo el clima es más cálido por efecto del calentamiento global, cómo se afecta la biodiversidad y cómo está afectada la producción alimentaria; como se nos mueren los ríos (ecosistemas) en nuestra propias “narices”. Ahora bien, el problema no es solo que los ríos se estén secando, sino el crecimiento de la población del Área Metropolitana y la creciente demanda de agua que hace el sector productivo. Estas son otras variables que van en contra de las corrientes de agua.
Todos los dirigentes, políticos y gremiales conocen esta verdad apremiante pero parecen anestesiados o algo similares, dedicados a sus intereses personales menos en los de la colectividad, mucho menos en pensar y trabajar en las generaciones por venir. Esta crítica no me sorprende, porque es vox populi, pero sí que la población no reaccione, que todavía no tenga la suficiente conciencia colectiva para despertar al gobierno en sus distintos niveles, a los políticos y dirigentes regionales y locales.
Así observamos atónitos y paralizados, cómo se deteriora y acelera el proceso de desertización de las cuencas de nuestros ríos con la deforestación y cambio en la vocación del suelo; cómo el clima es más cálido por efecto del calentamiento global, cómo se afecta la biodiversidad y cómo está afectada la producción alimentaria; como se nos mueren los ríos (ecosistemas) en nuestra propias “narices”. Ahora bien, el problema no es solo que los ríos se estén secando, sino el crecimiento de la población del Área Metropolitana y la creciente demanda de agua que hace el sector productivo. Estas son otras variables que van en contra de las corrientes de agua.
Todos los dirigentes, políticos y gremiales conocen esta verdad apremiante pero parecen anestesiados o algo similares, dedicados a sus intereses personales menos en los de la colectividad, mucho menos en pensar y trabajar en las generaciones por venir. Esta crítica no me sorprende, porque es vox populi, pero sí que la población no reaccione, que todavía no tenga la suficiente conciencia colectiva para despertar al gobierno en sus distintos niveles, a los políticos y dirigentes regionales y locales.
Me sorprende, que caminemos despreocupados por la suerte de nuestros ríos, para solo citar un problema. La verdad es que la ciudad de Cúcuta y su Área Metropolitana se enfrenta al sombrío panorama de sus fuentes de abastecimiento por disminución de sus caudales, porque los ríos Táchira y Pamplonita fluyen en el límite de la supervivencia y el Zulia sigue su sino.
La verdad es que poco nos acordamos de los ríos Pamplonita, Zulia y Táchira, a pesar de que todos los días subimos y bajamos al lado de sus lechos moribundos. Nos acordamos de ellos tal cual día: cuando abundan, cuando se desborda arrastrando consigo vidas humanas y cultivos, cuando están muy secos, cuando les cae petróleo, cuando se ahoga alguien, cuando cae a sus cauces algún carro tanque con sustancias químicas.
La verdad es que poco nos acordamos de los ríos Pamplonita, Zulia y Táchira, a pesar de que todos los días subimos y bajamos al lado de sus lechos moribundos. Nos acordamos de ellos tal cual día: cuando abundan, cuando se desborda arrastrando consigo vidas humanas y cultivos, cuando están muy secos, cuando les cae petróleo, cuando se ahoga alguien, cuando cae a sus cauces algún carro tanque con sustancias químicas.
Nos acordamos y los visitamos de cortesía el día de la tierra, el día del medio ambiente, el día de la biodiversidad, el día del agua, como si todos estos días fueran la misma cuestión. Hasta en esto andamos equivocados. Nos acordamos cuando anuncian o está en pleno impacto el fenómeno del “Niño”, cuando los medios de comunicación mencionan el calentamiento global y el cambio climático…
Nos acordamos de los ríos porque escasea el agua en el distrito de riego del Zulia, en los cultivos del valle del Pamplonita y Táchira, porque las empresas de acueducto de Villa del Rosario, Los Patios y Cúcuta racionan el agua para sus usuarios.
Y nos acordamos de los ríos que nos dan sus aguas para el sustento humano y la producción de alimentos, porque aparecen otra vez S.O.S. en los medios de comunicación social, despertándonos de la rutina de la noticias de la politiquería, el narcotráfico, los grupos armados ilegales, el secuestro, el sicariato, las masacres, menos de los problemas del diario vivir que se volvieron normales como la indigencia, la pobreza, el desempleo, el analfabetismo, la inseguridad en las calles y los barrios, bomberos sin equipos, escuelas sin maestros y sin alumnos, los NN que aparecen tirados en cualquier parte, la muerte de niños y adultos por hambre y sed …
Y nos acordamos porque los ríos huelen a feo, a cloaca, y otra vez hay mortandad de peces por falta de oxigeno disuelto y volvemos a ver bandadas de chulos disfrutando su banquete. La ciudad no puede olvidar el último grito de silencio del río Pamplonita, al borde de la muerte, entre octubre de 2002 y marzo de 2003, cuando perdió completamente su caudal y por debajo de los Puentes San Rafael, Elías M Soto, San Luís y García Herreros, solo bajaban las aguas negras de Los Patios y conexiones erradas de Cúcuta, donde vimos juntarse las hermosas garzas blancas y los buitres para comer peces muertos.
Nos acordamos de los ríos porque escasea el agua en el distrito de riego del Zulia, en los cultivos del valle del Pamplonita y Táchira, porque las empresas de acueducto de Villa del Rosario, Los Patios y Cúcuta racionan el agua para sus usuarios.
Y nos acordamos de los ríos que nos dan sus aguas para el sustento humano y la producción de alimentos, porque aparecen otra vez S.O.S. en los medios de comunicación social, despertándonos de la rutina de la noticias de la politiquería, el narcotráfico, los grupos armados ilegales, el secuestro, el sicariato, las masacres, menos de los problemas del diario vivir que se volvieron normales como la indigencia, la pobreza, el desempleo, el analfabetismo, la inseguridad en las calles y los barrios, bomberos sin equipos, escuelas sin maestros y sin alumnos, los NN que aparecen tirados en cualquier parte, la muerte de niños y adultos por hambre y sed …
Y nos acordamos porque los ríos huelen a feo, a cloaca, y otra vez hay mortandad de peces por falta de oxigeno disuelto y volvemos a ver bandadas de chulos disfrutando su banquete. La ciudad no puede olvidar el último grito de silencio del río Pamplonita, al borde de la muerte, entre octubre de 2002 y marzo de 2003, cuando perdió completamente su caudal y por debajo de los Puentes San Rafael, Elías M Soto, San Luís y García Herreros, solo bajaban las aguas negras de Los Patios y conexiones erradas de Cúcuta, donde vimos juntarse las hermosas garzas blancas y los buitres para comer peces muertos.
Pero llueve algo y los ríos tienen agua se nos olvida otra vez el gravísimo problema del agua para Cúcuta y su Área Metropolitana. “Así como vamos, vamos bien, dijo el loco, y lo llevaban a palo”, reza un adagio popular.
Fernando Velandia Caicedo
deloscielos2003@yahoo.com
Fernando Velandia Caicedo
deloscielos2003@yahoo.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario