Tomado Periódico EL TIEMPO
Una preocupación por la dificultad de sus alumnos para escribir correctamente las palabras y entender sus significados motivó a Fredy Salas Esguerra a buscar una estrategia para atacar el problema.
Y así nació el ortographer, un juego inspirado en el ábaco con el que se aprende ortografía.Tiene 24 ruletas y en cada una de ellas, el abecedario completo. El jugador debe armar palabras acomodando las letras a su conveniencia.
Pero el juego está conectado a un sistema de iluminación y a una grabadora que reproduce una ronda infantil cuando hay un error.
Porque para enseñar "la clave no está en juzgar la falta sino en mostrarla con afecto", dice el profesor Salas.
Y aunque el ortographer todavía no tiene un sistema autónomo para identificar las faltas ortográficas, el sueño del profesor barranquillero de 26 años es multiplicar su creación para llegar a todos los colegios.
Desde hace tres años, cuando lo creó, Salas ha estado probando la metodología con sus alumnos, en quienes percibe una mejora tangible en el uso del lenguaje.
Y eso lo llena de emoción, porque en su lucha por enseñar "sin limitarse al tablero y el marcador" el juego ha sido un gran aliado.
Después de cada actividad, en la que además incluye el uso del diccionario y genera una sana competencia entre los alumnos, incita a los alumnos a que incluyan las nuevas palabras en su vida cotidiana.
"Y los papás se asombran de lo que están diciendo los niños, porque hablan con gracia", señala el maestro.
Además, "si les damos a los niños un léxico amplio, la recompensa es una buena comprensión de lectura", dice el maestro al llamar la atención sobre las dificultades que percibió en sus alumnos en ese sentido.
El ortographer está diseñado para niños de tercero a quinto de primaria, pero incluso Salas ha mejorado la ortografía a partir de su uso.
Y con eso, lo que quiere, es formar "lectores y escritores más competentes".
Una preocupación por la dificultad de sus alumnos para escribir correctamente las palabras y entender sus significados motivó a Fredy Salas Esguerra a buscar una estrategia para atacar el problema.
Y así nació el ortographer, un juego inspirado en el ábaco con el que se aprende ortografía.Tiene 24 ruletas y en cada una de ellas, el abecedario completo. El jugador debe armar palabras acomodando las letras a su conveniencia.
Pero el juego está conectado a un sistema de iluminación y a una grabadora que reproduce una ronda infantil cuando hay un error.
Porque para enseñar "la clave no está en juzgar la falta sino en mostrarla con afecto", dice el profesor Salas.
Y aunque el ortographer todavía no tiene un sistema autónomo para identificar las faltas ortográficas, el sueño del profesor barranquillero de 26 años es multiplicar su creación para llegar a todos los colegios.
Desde hace tres años, cuando lo creó, Salas ha estado probando la metodología con sus alumnos, en quienes percibe una mejora tangible en el uso del lenguaje.
Y eso lo llena de emoción, porque en su lucha por enseñar "sin limitarse al tablero y el marcador" el juego ha sido un gran aliado.
Después de cada actividad, en la que además incluye el uso del diccionario y genera una sana competencia entre los alumnos, incita a los alumnos a que incluyan las nuevas palabras en su vida cotidiana.
"Y los papás se asombran de lo que están diciendo los niños, porque hablan con gracia", señala el maestro.
Además, "si les damos a los niños un léxico amplio, la recompensa es una buena comprensión de lectura", dice el maestro al llamar la atención sobre las dificultades que percibió en sus alumnos en ese sentido.
El ortographer está diseñado para niños de tercero a quinto de primaria, pero incluso Salas ha mejorado la ortografía a partir de su uso.
Y con eso, lo que quiere, es formar "lectores y escritores más competentes".
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