Un artículo de la reforma política amenaza con paralizar el trabajo en el Congreso
Se trata de la disposición que obliga a los congresistas a votar de forma pública y nominal en todas las instancias de los debates.
Dicha votación nominal implica que, tanto en las plenarias como en las comisiones, se debe votar públicamente y congresista por congresista toda etapa de las discusiones.
Así, las votaciones del orden del día, las proposiciones, las constancias, los impedimentos, los cambios en el orden en que se estudia un proyecto y demás decisiones sometidas al consenso colectivo deben darse bajo esa modalidad.
Las consecuencias ya comienzan a verse. Los cinco proyectos que la plenaria de la Cámara de Representantes ha aprobado desde el 20 de julio tendrían que discutirse de nuevo pues no todas sus etapas de discusión cumplieron lo dispuesto en la Constitución.
Otro ejemplo tangible se vivió esta mañana en la Comisión I de la Cámara, donde aprobar el orden del día tomó 47 minutos. Esto, en razón de una discusión previa sobre cómo se debía proceder.
Anteriormente, aprobar un orden del día tomaba pocos segundos, fruto de un sencillo 'pupitrazo'.
El artículo 5 de la reforma política, que introdujo el voto nominal y público, modificando el artículo 133 de la Constitución, no excluyó expresamente situación alguna de esa disposición.
Será una ley, dice la reforma, la que reglamentará los casos en que se aplicará esta disposición. Esa ley todavía no se ha discutido, ni siquiera se ha radicado.
"Incurrimos en un error por el afán y el deseo de mostrarle a la opinión pública que podemos decir cómo votamos en el Congreso", dijo el representante liberal Zamir Silva.
"Por buscar transparencia estamos enredando al Congreso", afirmó, por su parte, Jorge Mantilla (conservador).
"A veces pecamos por no actuar con detenimiento", agregó Mantilla.
Buscando salidas al 'galimatías jurídico', los secretarios de Cámara y Senado se reunirán, pasado el mediodía, con voceros y asesores de los partidos.
Algunos congresistas han planteado posibles soluciones que permitan continuar con la actividad legislativa. Carlos Fernando Motoa, representante de Cambio Radical, planteó considerar la "excepción de constitucionalidad" de la norma, aunque resaltó que estaría sujeta a la jurisprudencia de la Corte Constitucional.
Por lo pronto, la obligatoriedad del voto nominal y público, ha puesto a pensar a defensores y contradictores del referendo reeleccionista.
Para los primeros, supone la oportunidad ideal para controlar que los parlamentarios uribistas cumplan públicamente con su palabra de apoyar la iniciativa.
Para los contradictores, en cambio, constituye una puerta para dilatar la discusión del proyecto, aquejado por lo estrecho de los tiempos.
Si a una Comisión como la Primera de Cámara, que tiene 35 integrantes, le tomó 47 minutos aprobar el orden del día, desde ya se hacen cuentas sobre cuánto les tomaría a plenarias con 101 (Senado) y 166 (Cámara) integrantes aprobar o negar un tema tan importante como una eventual nueva reelección del presidente Álvaro Uribe.
Se trata de la disposición que obliga a los congresistas a votar de forma pública y nominal en todas las instancias de los debates.
Dicha votación nominal implica que, tanto en las plenarias como en las comisiones, se debe votar públicamente y congresista por congresista toda etapa de las discusiones.
Así, las votaciones del orden del día, las proposiciones, las constancias, los impedimentos, los cambios en el orden en que se estudia un proyecto y demás decisiones sometidas al consenso colectivo deben darse bajo esa modalidad.
Las consecuencias ya comienzan a verse. Los cinco proyectos que la plenaria de la Cámara de Representantes ha aprobado desde el 20 de julio tendrían que discutirse de nuevo pues no todas sus etapas de discusión cumplieron lo dispuesto en la Constitución.
Otro ejemplo tangible se vivió esta mañana en la Comisión I de la Cámara, donde aprobar el orden del día tomó 47 minutos. Esto, en razón de una discusión previa sobre cómo se debía proceder.
Anteriormente, aprobar un orden del día tomaba pocos segundos, fruto de un sencillo 'pupitrazo'.
El artículo 5 de la reforma política, que introdujo el voto nominal y público, modificando el artículo 133 de la Constitución, no excluyó expresamente situación alguna de esa disposición.
Será una ley, dice la reforma, la que reglamentará los casos en que se aplicará esta disposición. Esa ley todavía no se ha discutido, ni siquiera se ha radicado.
"Incurrimos en un error por el afán y el deseo de mostrarle a la opinión pública que podemos decir cómo votamos en el Congreso", dijo el representante liberal Zamir Silva.
"Por buscar transparencia estamos enredando al Congreso", afirmó, por su parte, Jorge Mantilla (conservador).
"A veces pecamos por no actuar con detenimiento", agregó Mantilla.
Buscando salidas al 'galimatías jurídico', los secretarios de Cámara y Senado se reunirán, pasado el mediodía, con voceros y asesores de los partidos.
Algunos congresistas han planteado posibles soluciones que permitan continuar con la actividad legislativa. Carlos Fernando Motoa, representante de Cambio Radical, planteó considerar la "excepción de constitucionalidad" de la norma, aunque resaltó que estaría sujeta a la jurisprudencia de la Corte Constitucional.
Por lo pronto, la obligatoriedad del voto nominal y público, ha puesto a pensar a defensores y contradictores del referendo reeleccionista.
Para los primeros, supone la oportunidad ideal para controlar que los parlamentarios uribistas cumplan públicamente con su palabra de apoyar la iniciativa.
Para los contradictores, en cambio, constituye una puerta para dilatar la discusión del proyecto, aquejado por lo estrecho de los tiempos.
Si a una Comisión como la Primera de Cámara, que tiene 35 integrantes, le tomó 47 minutos aprobar el orden del día, desde ya se hacen cuentas sobre cuánto les tomaría a plenarias con 101 (Senado) y 166 (Cámara) integrantes aprobar o negar un tema tan importante como una eventual nueva reelección del presidente Álvaro Uribe.
No hay comentarios:
Publicar un comentario