martes, 28 de diciembre de 2010

LOS ESCRITOS DE VELAIDES

¡QUE TAL ESTE!
MAURICIO GARCIA VILLEGAS, columnista del Diario El Espectador, en su columna del domingo 26 de diciembre del presente año, en referencia a las palabras del poeta William Ospina: “Los pobres no son más malos ni más buenos que los ricos”; afirma: “No faltaría más que, además de padecer la pobreza, tuvieran que ser buenos”.
Este bello, envidiable y codiciado país por propios y extraños, donde se lo parcelan y se lo reparten unos pocos como una hacienda para su propia satisfacción. El ochenta por ciento de su población ha sido azotada por la pobreza, consecuencia de muchas acciones y omisiones de los más vivos, lógicamente en nombre de la democracia y abonado para su desgracia por: la corrupción, el crimen organizado, la delincuencia común, la impunidad, en los últimos meses por las leyes de la naturaleza que no perdonan que se les vulneren y entre muchos otros males que no terminaría de mencionar, para colmo de males, aparece este respetado columnista con su expresión: “No faltaría más que, además de padecer la pobreza, tuvieran que ser buenos”. Ahí queda su expresión, que no produce rabia sino lástima, para que cada de los treinta y seis millones de compatriotas o más en los que me encuentro inmerso, saque sus propias conclusiones. Porque yo si creo que los pobres no somos inmigrantes en nuestra propia tierra para que un xenófobo que lo que hace es escribir o mejor despotricar atente flagrantemente contra los derechos humanos de los pobres y de paso atentando en contra de sus principios religiosos.
Con respecto a su falacia, cabe preguntarse: ¿Cuál ha sido su contribución para el desarrollo de este país?, porque, creo que solamente escribiendo perjuicios en un prestigioso diario y en donde desafortunadamente uno se lo encuentra, esté contribuyendo al desarrollo del país.
Para no cansar más cito algunas frases del célebre JOSE SARAMAGO: “Ciertamente aquellos que, por inclinación propia o recibida, pudieron beber de la leche de las humanidades y aprendieron de las propias flaquezas. La dura lección de la imperfección y la vulgaridad humana, esos saben oponerse, de un modo al que llamaríamos, (…) a toda doctrina racista, cualquiera que sea su origen y fundamentación, de raza o de frontera, de color o de sangre, de casta o de religión”.
“Todas las protestas, todos los clamores, todas las proclamaciones contra el racismo son justos, necesarios y bienvenidos” José Saramago.
Ramón Velaides Jaimes

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