QUIENES SON LOS IMBÉCILES?
Los que le apuestan a la PAZ o los que perpetúan la GUERRA?
Por RICARDO MONTENEGRO-VÁSQUEZ*
Cada 10 de diciembre desde 1948 recordamos la adopción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que busca reconocer y proteger a todos los y las ciudadanos del mundo, promoviedo el respeto sin distinción de edad, género, raza o color de la piel, opinión política, credo, posición socioeconómica y similales. En esta fecha hacemos además un balance de los avances y retrocesos en materia de los derechos humanos.
El género humano por su naturaleza tiene contradicciones, distintas visiones de la vida y la manera de resolver esas divergencias puede ser utilizando la razón o la violencia. En las sociedades civilizadas el diálogo se impone como la medida adoptada por los actores en conflicto para lograr los acuerdos que la convivencia necesita. En el ocaso de la pimera década del siglo XXI tenemos focos de guerra en varios continentes, expresado conflictos armados de baja y alta intensidad, en donde participan tropas incluso del país del nuevo nobel de paz.
En Colombia el balance es desolador, llevamos sesenta años de un conflicto social y armado no resuelto. En el último año según cifras de la oficina de la Alta comisionada para los derechos humanos de la ONU y de indicadores oficiales del Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario se ha aumentado en un 64% el indicador de violación de derechos humanos en contra de los indígenas una de las poblaciones más desamparadas en los tiempos de la seguridad democrática.
Nuestro país no ha alcanzado aún el nivel de entendimiento y hoy experimentamos una sociedad fraccionada que mediante la eliminación del otro busca imponer las razones de uno u otro bando. Las prácticas violentas se sufren cada vez más en espacios tan cotidianos como las calles, las escuelas y el hogar, sin mencionar la violencia que se experimenta en los extramuros de las ciudades y los campos por el control territorial de bandas de narcotraficantes y grupos armados al margen de ley llamados bandas emergentes, que no es sino una reedición para el fenómeno paramilitar.
Infracciones al respeto de los derechos de las personas generan millones de huérfanos, viudas, mutilados, desplazados, expatriados, secuestrados, cientos de presos políticos en situación extrema, pobreza y muerte bajo un gobierno que reacciona con persecusión a la oposición política, que señala de "cómplices del terrorismo" a los que luchamos por el respeto a las minorías y que resuelve las diferencias siguiendo la lógica de "le doy en la cara marica" como le dijo el Presidente de la República a uno de sus antiguos amigos; grupo por cierto reducido al mínimo, a causa de escándalos de corrupción y del encarcelamiento por paramilitarismo de varios de los aliados que lo llevaron al poder. Aún así Uribe y su gobierno insisten en su política de guerra y aspiran descaradamente a un tercer mandato surgido de todo tipo de vicios legales y constitucionales.
La pregunta que surge a una persona con un mínimo de ética y razonamiento es que si no han funcionado las tácticas disuasorías de la guerra y no se ha implementado el diálogo como solución, quiénes son los imbéciles? los que le apuestan a la PAZ o los que perpetúan la GUERRA? Ojalá el peso de los buenos deseos expresados en la Declaración universal de los derechos del hombre, ayuden a entender a los colombianos cual es la vía.
*Abogado, Director Ejecutivo Poder Ciudadano
http://ricardomontenegro.blogspot.com
Los que le apuestan a la PAZ o los que perpetúan la GUERRA?
Por RICARDO MONTENEGRO-VÁSQUEZ*
Cada 10 de diciembre desde 1948 recordamos la adopción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que busca reconocer y proteger a todos los y las ciudadanos del mundo, promoviedo el respeto sin distinción de edad, género, raza o color de la piel, opinión política, credo, posición socioeconómica y similales. En esta fecha hacemos además un balance de los avances y retrocesos en materia de los derechos humanos.
El género humano por su naturaleza tiene contradicciones, distintas visiones de la vida y la manera de resolver esas divergencias puede ser utilizando la razón o la violencia. En las sociedades civilizadas el diálogo se impone como la medida adoptada por los actores en conflicto para lograr los acuerdos que la convivencia necesita. En el ocaso de la pimera década del siglo XXI tenemos focos de guerra en varios continentes, expresado conflictos armados de baja y alta intensidad, en donde participan tropas incluso del país del nuevo nobel de paz.
En Colombia el balance es desolador, llevamos sesenta años de un conflicto social y armado no resuelto. En el último año según cifras de la oficina de la Alta comisionada para los derechos humanos de la ONU y de indicadores oficiales del Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario se ha aumentado en un 64% el indicador de violación de derechos humanos en contra de los indígenas una de las poblaciones más desamparadas en los tiempos de la seguridad democrática.
Nuestro país no ha alcanzado aún el nivel de entendimiento y hoy experimentamos una sociedad fraccionada que mediante la eliminación del otro busca imponer las razones de uno u otro bando. Las prácticas violentas se sufren cada vez más en espacios tan cotidianos como las calles, las escuelas y el hogar, sin mencionar la violencia que se experimenta en los extramuros de las ciudades y los campos por el control territorial de bandas de narcotraficantes y grupos armados al margen de ley llamados bandas emergentes, que no es sino una reedición para el fenómeno paramilitar.
Infracciones al respeto de los derechos de las personas generan millones de huérfanos, viudas, mutilados, desplazados, expatriados, secuestrados, cientos de presos políticos en situación extrema, pobreza y muerte bajo un gobierno que reacciona con persecusión a la oposición política, que señala de "cómplices del terrorismo" a los que luchamos por el respeto a las minorías y que resuelve las diferencias siguiendo la lógica de "le doy en la cara marica" como le dijo el Presidente de la República a uno de sus antiguos amigos; grupo por cierto reducido al mínimo, a causa de escándalos de corrupción y del encarcelamiento por paramilitarismo de varios de los aliados que lo llevaron al poder. Aún así Uribe y su gobierno insisten en su política de guerra y aspiran descaradamente a un tercer mandato surgido de todo tipo de vicios legales y constitucionales.
La pregunta que surge a una persona con un mínimo de ética y razonamiento es que si no han funcionado las tácticas disuasorías de la guerra y no se ha implementado el diálogo como solución, quiénes son los imbéciles? los que le apuestan a la PAZ o los que perpetúan la GUERRA? Ojalá el peso de los buenos deseos expresados en la Declaración universal de los derechos del hombre, ayuden a entender a los colombianos cual es la vía.
*Abogado, Director Ejecutivo Poder Ciudadano
http://ricardomontenegro.blogspot.com
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