UN BORDILLO DE CONTENCIÓN: EL ÁNGEL GUARDIÁN EN CUATRO VIENTOS
Un viejo y tormentoso miedo que acechaba de noche y de día desde hace mucho tiempo a los habitantes del sector vial conocido como Cuatro Vientos, en la subida al barrio La Libertad, acaba de terminar.
Tras varios años de peticiones por parte de sus líderes comunitarios y de la ciudadanía en general del barrio, que alegaban constantes accidentes de tránsito en ese estratégico punto de la ciudad, la Administración Municipal de la Alcaldesa María Eugenia Riascos Rodríguez les levantó allí su ángel guardián. Se trata de la construcción en esa peligrosa curva vial de un bordillo de contención y seguridad en concreto premezclado para ‘detener’ los vehículos que transitan por allí a altas velocidades y que por distintas circunstancias sus conductores pierden el control, se salen de la vía y caen al precipicio que forma la pendiente donde varias familias tienen sus casas.
El punto, de negra fama por esos ‘eternos’ accidentes que denuncia la comunidad, vale recordar, es una vía curva en la que hay varias casas en el fondo del abismo que forma la pendiente. Por eso, cada vez que se presentaba alguno de estos nefastos eventos de tránsito, la comunidad y sus ranchos se veían afectados.
Pero gracias a la gestión de la Alcaldesa, la comunidad de este sector ya podrá dormir, desayunar, almorzar, comer, descansar, vivir, sin el temor que un automóvil, motocicleta o buseta, les caiga en sus ‘ranchos’, o en sus cabezas, como así lo manifestaron sus habitantes siempre en las solicitudes para la construcción de la obra.
De acuerdo con el Secretario de Infraestructura, Manuel Martínez Rodríguez, dicha obra es un bordillo de contención de 25 metros de largo por 1,4 metros de altura (desde la base), que, según los criterios de ingeniería, llena todas las especificaciones de seguridad y fortaleza para evitar que los vehículos se vayan al abismo.
“Y, claro está, no solo es evitar que se vayan al abismo esos vehículos que, por las altas velocidades, sus conductores pierden el control; sino quitar de tajo el eterno miedo a los habitantes de esa curva vial. Y, a su vez, generar movilidad, porque los conductores se sentirán seguros y protegidos”, concluyó el funcionario.
Un viejo y tormentoso miedo que acechaba de noche y de día desde hace mucho tiempo a los habitantes del sector vial conocido como Cuatro Vientos, en la subida al barrio La Libertad, acaba de terminar.
Tras varios años de peticiones por parte de sus líderes comunitarios y de la ciudadanía en general del barrio, que alegaban constantes accidentes de tránsito en ese estratégico punto de la ciudad, la Administración Municipal de la Alcaldesa María Eugenia Riascos Rodríguez les levantó allí su ángel guardián. Se trata de la construcción en esa peligrosa curva vial de un bordillo de contención y seguridad en concreto premezclado para ‘detener’ los vehículos que transitan por allí a altas velocidades y que por distintas circunstancias sus conductores pierden el control, se salen de la vía y caen al precipicio que forma la pendiente donde varias familias tienen sus casas.
El punto, de negra fama por esos ‘eternos’ accidentes que denuncia la comunidad, vale recordar, es una vía curva en la que hay varias casas en el fondo del abismo que forma la pendiente. Por eso, cada vez que se presentaba alguno de estos nefastos eventos de tránsito, la comunidad y sus ranchos se veían afectados.
Pero gracias a la gestión de la Alcaldesa, la comunidad de este sector ya podrá dormir, desayunar, almorzar, comer, descansar, vivir, sin el temor que un automóvil, motocicleta o buseta, les caiga en sus ‘ranchos’, o en sus cabezas, como así lo manifestaron sus habitantes siempre en las solicitudes para la construcción de la obra.
De acuerdo con el Secretario de Infraestructura, Manuel Martínez Rodríguez, dicha obra es un bordillo de contención de 25 metros de largo por 1,4 metros de altura (desde la base), que, según los criterios de ingeniería, llena todas las especificaciones de seguridad y fortaleza para evitar que los vehículos se vayan al abismo.
“Y, claro está, no solo es evitar que se vayan al abismo esos vehículos que, por las altas velocidades, sus conductores pierden el control; sino quitar de tajo el eterno miedo a los habitantes de esa curva vial. Y, a su vez, generar movilidad, porque los conductores se sentirán seguros y protegidos”, concluyó el funcionario.
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