Tomado revista contraluz (Rafael Pabón)CÚCUTA.- Marica remplazó a toche como la palabra que más usan los cucuteños al comunicarse verbalmente. La conclusión la sacó el ingeniero Miguel Angarita luego de un estudio para conocer cómo hablan los habitantes de la ciudad.
El saludo tradicional entre jóvenes es ‘qué hubo marica’, al despedirse ‘nos vemos marica’, para llamar la atención ‘oiga marica’, para hacer una advertencia ‘no se le olvide llamar marica’, para recordar una cita ‘huy marica no falte’, para pedir un favor ‘marica necesito que me preste plata’, a la hora del despecho ‘ese marica resultó peor que mi novio’ y muchas expresiones más.
El catedrático de la UFPS propone que se cambien esas costumbres. ‘Qué hubo Luis’, ‘nos vemos Sandra’, ‘oiga Carolina’, ‘Patricia, no se le olvide llamar’, ‘buenos días’, ‘cómo me agrada saludarla’, ‘cómo me encanta verla’.
El verbo arraigado en el vocabulario de niños, jóvenes y adultos es ‘regalar’. Cualquier favor, compra o acción está precedida por la conjugación. En oficinas públicas las secretarias dicen ‘me regala su nombre’, al comprar un pasaje aéreo ‘me regala su cédula’, al buscar un documento ‘me regala una fotocopia’, al buscar un contacto ‘me regala un minuto’, al llegar a la cafetería ‘me regala un tinto’, al querer envolver un regalo ‘me regala una bolsa’, al cobrar un cheque ‘me regala su firma’, y así sucesivamente.
Angarita publicó un disco compacto con los resultados del estudio y propone que a cambio se diga ‘por favor me da su nombre’; ‘por favor, una fotocopia’; ‘por favor, un tinto’; ‘por favor, un minuto’; ‘por favor, una bolsa con agua’.
Al ingeniero le fastidia la nueva manera de dirigirse a otra persona. Lo mortifican el ‘qué número mita’, ‘chao mita’, ‘hola mita’, ‘mita dígale a la profesora que estuve enferma’, ‘pito lo espero mañana’, ‘nadie responde mita’, ‘hágame un favor mita’, ‘ay carajo mita, pito, chon’.
La corrección que plantea es que se diga ‘qué número señora o señorita’, ‘hola María’, ‘hija la espero mañana’, ‘joven, nadie responde’, ‘ay, carajo, mamita, papito, la bendición’.
También lo molesta el vocabulario arrabalero. ‘por fa, me hace un plis’; ‘bacano’, ‘qué chimba (*)’, ‘siéntese un minuto’, ‘entonces qué’, ‘qué boleta’, ‘ cuesta tres lucas’, ‘obvio’, ‘deje la musa’, ‘parce’, ‘qué mamera’, ‘deje el visaje, ‘ábrase’, ‘mamita’, ‘mamí’, ‘voy a ver si le puedo colaborar’, ‘sisas’, ‘donde pueda’.
“Hay una serie de frases que se han extendido por la ciudad y que a la mayoría de los ciudadanos no les agrada. Hay que mejora la cultura y evitar frases que no van de acuerdo con lo que se quiere hacer para atender a un cliente en la oficina, para conversar y recibir a una persona en determinado negocio y empresa. En programas sobre atención al cliente es importante la sonrisa agradable y la palabra adecuada para atender a los clientes”, dijo Angarita.
El trabajo del ingeniero se complementa con el recuerdo de los personajes de antaño. Elisa, siempre bien arreglada y bien pintada, era la reina de los cucuteños; María, vestida de rojo y moviendo las manos; el Doctor o el Abogado, camina por las calles de la ciudad con vestido completo; Linda, de baja estatura y lleva gorra o sombrero grande.
Los monumentos tienen un apartado especial en el disco compacto. Los hay históricos, religiosos, de arte e historia y esculturas.
“Después de ver lo anterior no dan ganas de irse de Cúcuta. Al contrario, quedarse, respetarla y valorarla, pues su clima permite disfrutarla con gente servicial, trabajadora, franca y alegre. Desde su origen, Cúcuta ha sido hasta hoy, un sitio de progreso. Quien viva lejos sentirá la nostalgia de esta ciudad que lo ha dado todo a cambio de nada”, concluye el trabajo de Miguel Angarita y que debería convierte en material de uso en escuelas, colegios y universidades para aprender de la capital de Norte de Santander.
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