lunes, 17 de noviembre de 2008

MALAS PALABRAS

NO SE CONFUNDA: AQUI NO SE HABLA ESPAÑOL
TOMADO DEL PERIODICO EL TIEMPO
¡Wow! (¡guau!) y ¡Ooops! (¡ups!) son algunas de las expresiones de más recientes adquisición del español que se habla en Colombia. Palabras del inglés que nos llegan en clase ejecutiva o a través de los canales de televisión paga, en los programas mal traducidos al mexicano que nuestros adolescentes absorben con la alegría boba que esgrimimos aquí ante todo lo extranjero; actitud novelera que se denominaba hasta hace un par de décadas con una palabra pasada de moda: esnobismo.
(Valga traer a colación un dicho setentero: ¿a cuáles colombianos puede referirse uno con este gentilicio, si los de clase alta sueñan ser europeos; los de clase media, gringos, y los de clase baja, mexicanos -entendiéndose esto último como sinónimo del mal gusto, chabacano y populachero).
Algo pasó en la cultura colombiana -tan fundamental como el Bogotazo, pero mucho más cercano en el tiempo- que nos hizo querer a todos, sin distingos de clase, en querer ser mexicanos, con todo y el sueño de esos mexicanos de anhelan ser gringos.
Pobres y ricos ahora se llenan la boca por saber decir "wey", cuando quieren decir güeva o pelota o mano o man; al exclamar ¡wow!, pues creemos que significa más que la positiva sorpresa de nuestros coloridos ¡mierda! y ¡no joooda!, y ooops, para indicar una sorpresa negativa que ya nos avergüenza expresar con un terminacho tan jipato como ¡upa! (que no se vaya a creer don Jediondo que hablamos como él).
La fuerza del habla y su dinámica es incontenible, no lo dudo. Sin embargo, no sobra ser conscientes de que cambiamos un lenguaje pleno de carga castiza por ese palabrerío de cómic del Batman de los 60: ¡Plop! ¡Crack! ¡Bam!

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